El día 22 de Julio de 2011 al salir atrasado para ir al trabajo, encontré un objeto o ente que me pareció una carcasa gris hecho de una aleación extraña, tenía una cabeza que parecía de esos platillos voladores, de la cual brotaban 4 largas y muy delgadas extremidades; este medía como 2 centímetros. Creo que era un OVNI o un ente de otro planeta. Yacía allí, supongo que muerto por su "expresión", en mi patio de cerámica, al lado de la reja. Probablemente había viajado millones de años luz a nuestro planeta, y a su vez, había planeado su viaje con años de antelación, era un sueño que lo quemaba por dentro, y justo se dio la coincidencia de que llegara a mi puerta. O, igualmente probable, estos seres me habían investigado y se trataba de un soldado enviado específicamente a mí porque sabía que tenía interés en conocerlos y no habría sido solo una coincidencia.
Pensé cien ideas al mismo tiempo: tomarle fotos, googlear sobre avistamientos de micro extraterrestres, investigar sobre la ecuación de Drake y su validez actual, etc., pero no había tiempo: estaba apurado. Iba tan atrasado y me esperaba tanto quehacer en mi trabajo que no me quedó otra opción que marcharme.
En el trabajo, ya con mis múltiples responsabilidades y quehaceres olvidé el evento. Solo lo recordé cuando llegué a casa y vi el espacio donde había ocurrido el avistamiento. Busqué esperanzado la cosa en sí, como hubiera dicho Kant, para esta vez sí poder realizar lo planeado en la madrugada. Pero no lo pude encontrar. En cierta forma me arrepentí de no haberme quedado; de haber dejado todo por ese ser diminuto u objeto diminuto; de cometer una locura y empezar a hacerle análisis en mi ex universidad, de hablar con ufólogos y contarles mi experiencia, salir en la TV y quizá, incluso, hacerme famoso. Pero ya había pasado el momento, era tarde. Tal vez el extraterrestre se había ido volando nuevamente a su planeta, o tal vez habría reportado un error y habrían pensado por mi reacción que no habían dado con mi dirección correcta. Todo estaba perdido.
Ahora, cada mañana, al salir, busco desenfrenadamente algo fuera de lugar, algo que se salga del molde, un objeto extraño, un color diferente, un movimiento entre las hojas otoñales a la salida de mi casa. Y , sobre todo, me preocupo de no salir atrasado.
