Páginas

30 abril, 2012

¿Por qué esperar a que se mueran?

La conducta de nuestra sociedad es la siguiente: cuando las personas están vivas se burlan de ellos, los golpean, les dicen que están gordos, les dan un mal sueldo, les dan una mala educación, les tratan mal, no los valoran, les dan los puestos más bajos en las empresas porque alguien inventó que para surgir “hay que partir de abajo” (el problema es que a pocos los dejan llegar “arriba”). Luego, cuando mueren les hacen un monolito y los transforman en santos.

Otros no les dicen cosas “feas” a las personas mientras viven, pero son silentes. No dicen algo a favor, lo cual también está mal, ya que todos necesitamos palabras de aliento. Algunos solo escuchan retos, amonestaciones durante el día (en el colegio, en el trabajo, etc.). Necesitamos que nuestros seres queridos (al menos) nos digan cosas agradables.

La gente en los funerales suele decir cosas lindas a los muertos. Les suelen rendir homenajes, premios, tributos, etc., pero cuando han dejado de respirar y su corazón ha dejado de latir. Esto no está mal. La familia del fallecido se siente bien cuando escuchan palabras buenas para la persona que aman y cuando notan que este ha dejado un legado. Pero yo les quiero mostrar un camino aún más excelente.

Hagamos homenajes a las personas cuando están vivos. Compremos sus discos, cuadros, libros y difundamos sus obras cuando estén vivos. Asciéndalos en los trabajos. Valórenlos. Ahora es cuando lo necesitan. Pronunciemos palabras de aliento a las personas en cualquier día u hora. No es necesario que sea el cumpleaños ni que sea una fecha especial. Todo momento es un buen momento para decir las cualidades de una persona. Digamos cosas bonitas, agradables. Digamos las cualidades de los demás (los defectos se los dicen todo el tiempo, las cualidades no), lo que admiramos de los demás, especialmente a quienes amamos y a quienes nos aman. Hagámoslo cuando sus pulmones aún funcionan y pueden recibir aliento y cuando sus corazones aún palpitan, para que lo hagan con mayor fuerza.

25 abril, 2012

El lenguaje del odio


Hay ciertas frases que se dicen en facebook y twitter que me molestan por su odio implícito. ¿Han notado que se ha formado una ideología y moral anti-obesidad? Según un grupo, los obesos son una molestia para la sociedad. No los ven como personas, sino como gente que acarrea un gasto económico para el Estado. Según ellos estas personas estarían ocupando recursos de personas que realmente necesitan atención médica. Como si ellos no la necesitaran. Olvidan que la obesidad es una condición médica que debe ser tratada. No es un capricho. De hecho, se puede observar más obesidad en la gente de menos recursos que en los ABC1. ¿Razones? Gente con menos recursos debe consumir productos de menor calidad (chatarra), debido a que son más baratos y porque tienen menos tiempo para preparar comida. Así, mientras un ABC1 puede consumir salmón de almuerzo, por ejemplo, una persona de menos recursos debe recurrir al consumo de hamburguesas (solo como ejemplo) que son más baratas y tardan menos tiempo en prepararse.
A los obesos les suelen decir gordos. Pese a que la RAE no lo considera un insulto, creo que deberíamos evitar su uso, ya que la mayoría de las veces la palabra tiene una carga ofensiva en sí misma.
Otra de las frases más populares es que les digan “cierra la boquita” (¿la han escuchado?). Pareciera que con decir “boquita” quisieran hacer más tierno o irónico el mensaje, pero no, no resulta. Creo que esta frase es una de las más dañinas. Primero porque cerrando la “boquita” de alguien logras que una persona no hable, no solo que no coma. Al parecer, esto es lo que quieren lograr: silenciarlos, hacerlos desaparecer. Segundo, no logran nada con que no coman, si este es realmente el propósito de quienes dicen esta frase, puesto que al no comer las personas solo disminuyen su masa muscular y no quemar calorías. Para bajar de peso realmente, se necesita llevar una dieta estricta, hacer ejercicio y en algunos casos, el uso de medicamentos (en su mayoría, bastante caros).
A mi parecer, la mejor forma de combatir la obesidad es combatiendo el bullying a los obesos. No reírse cuando les hacen bromas. No burlarse de los demás. Considerar que detrás de cada burla hay una ofensa y una herida en el alma de cada persona, pese a que esta atisbe una sonrisa. Recomiendo que dejemos de decir la palabra “gordo” o “guatón” y la reemplacemos por “persona con sobrepeso”. Aconsejo que se vea como una condición médica y no como una irresponsabilidad. Después de todo, ¿quién sabe todo el dolor y problemas que esconde una persona que sufre de obesidad?
Hagamos el cambio ya. Hagámoslo ahora. ¿O necesitamos que salga una ley que nos prohíba burlarnos (como pasó con la ley antidiscriminación)? Creo que es mucho mejor cambiar porque nos damos cuenta del daño que hacemos y no porque nos obligan a hacerlo.

18 abril, 2012

El dogmatismo académico

A toda la comunidad científica se les han crispado los nervios al ver cómo primero un señor logró predecir un temblor en marzo y luego un grupo de brasileños (en abril). Al primero lo desestimaron por ser solamente un hombre común. Yo no sé si se pueden predecir los temblores, pero al menos creo que debiéramos otorgarles el beneficio de la duda.

La Universidad de Chile, en vez de investigar cuáles eran las fuentes de Pedro Gaete, cuáles eran sus métodos, sus experimentos, sus estudios personales, etc. investigó si era realmente ingeniero. ¿Alguien me puede decir por qué esa fue la prioridad? Luego de investigar profundamente al sujeto se dio el veredicto: Pedro Gaete no era ingeniero. ¿Acaso una universidad determina si eres ingeniero o no? ¿Qué pasa con Bill Gates o Steve Jobs que nunca terminaron la universidad? ¿Ellos no son ingenieros? ¿Sus trabajos no son válidos?

Bueno, sigamos. Al percatarse que el caballero no era ingeniero se dio alerta roja (red alert) y la sociedad lo desestimó completamente. Fue como si lo único que les importara era si tenía o no tenía el famoso cartoncito. Al grupo de brasileños de Quake Red Alert tampoco los han tomado en cuenta porque no son parte de Harvard, Stanford o Yale. 

Da la impresión de que a la mayoría de los científicos de hoy les importa más el status que la investigación seria y sincera. De hecho, todo el tema de la investigación se ha vuelto demasiado serio. ¿Dónde quedó la diversión por descubrir cosas? ¿Dónde quedó la emoción? ¿Dónde quedó el entusiasmo? Ahora todos andan de etiqueta y formales ostentando sus cartones. 

Actualmente las universidades tienen el monopolio de la verdad.  Ellas dictan qué es lo verdadero y qué es lo falso. Me atrevería a decir que el 100% de los papers proviene de académicos universitarios, así también los fondos del gobierno para investigar se van todos a universidades. ¿Qué pasa si Juanito sin títulos tiene una gran idea y quiere investigar? ¿Le darán a él los recursos o lo discriminarán por no ser universitario?

Recuerdo una charla TED en que un africano logró construir molinos de viento solo yendo a una biblioteca (vean el vídeo, dura 4 minutos). A los 14 años tuvo la genial idea de fabricar un molino de viento para generar electricidad. Lo curioso es que fue después de abandonar la escuela. Para muchos abandonar la escuela a los 14 años significa drogadicción, SIDA, sexo, fiestas, desenfreno, pereza, tormentos y libertinaje. Sin embargo, para William Kamkwamba significó tener más tiempo para leer un libro llamado "Uso de la energía". Se autoeducó y logró hacer mucho más que mucha gente que conozco que estudia alrededor de 17 años en instituciones de enseñanza. Me pregunto si muchos de los que tienen enseñanza media completa sabrían definir qué es "energía" o "molino". Pues, William Kamkwamba lo sabe definir y también construir.

Les planteo una hipótesis: ¿qué hubiera pasado si William hubiera recurrido a fondos de alguna universidad en Chile o en el mundo? ¿Lo hubieran apoyado en su proyecto del molino de viento o le hubieran dicho que era un niño aún y que retomara la escuela? Seguramente, los profesores de su colegio lo guiarían a un mejor destino. Porque a veces se tiende a ver a los profesores como gurúes, en vez de verlos como lo que realmente son: guías. 

En fin, parece que hemos entrado a una era de dogmatismo académico. Muchos científicos parecen verdaderos fanáticos religiosos defendiendo sus teorías. Algunos han reemplazado a Dios por estas teorías; y la ciencia, para ellos, se ha transformado en una religión en la cual todo lo que digan en contra de esta debe ser atacado, desestimado porque debilitaría las bases de su mundo. A su vez, las universidades se han transformado en templos sagrados por donde transitan los ungidos, los iluminados por el conocimiento. 

Los invito a tener una mente más abierta para que casos como el de William Kamkwamba puedan existir no solo en África, sino también aquí. Que se entienda que la escuela es una opción y no una obligación. Hay personas que les acomoda la escuela y la enseñanza formal. Otras personas se mueven con mucha más destreza sin ella y pueden llegar a realizar grandes inventos. 

17 abril, 2012

Paradojas vocacionales

La gente va al cine; va a recitales; va a exposiciones; va a museos. Conoce el ‘Lollapalooza’. Conoce los ‘Oscar’ y los ‘Golden Globes’. Conoce los premios Altazor, a nivel local. Conoce el éxito de Pablo Picasso. La gente entiende la fortuna que rodea a los que han trabajado (actores, guionistas, actores, directores, etc.) en las sagas de Harry Potter, El Señor de los Anillos, La Guerra de las Galaxias, Crepúsculo, etc. Los que suelen vibrar con el fútbol, conocen el éxito de Alexis Sánchez y que su salario es extraordinariamente alto. Los amantes del deporte conocen al exitoso Tomás González; conocen a Nicolás Massú, Fernando González y Marcelo Ríos. Todo esto la gente lo sabe.

¿Por qué lo digo? Porque todas esas personas que mencioné antes, cuando sus hijos o sus amigos, compañeros, etc. les dicen que desean ser cantantes o deportistas se les crispan los nervios. Dicen cosas como: “¿Y cómo te vas a ganar la vida?”, “Tienes que estudiar: eso es lo primordial”. Con estudiar, obviamente, no se refieren a estudiar para ser directores de cine, actores, dibujantes, escritores o guionistas, sino a estudiar cosas que sean realmente rentables como Medicina (una carrera en que pocos son los que entran, ya que los puntajes que piden son excesivos), Derecho (una carrera sobresaturada) o Ingeniería Civil (una carrera que tiene alta deserción debido a que a los alumnos les cuesta álgebra y cálculo, en general).

Una vez estaba en un lugar donde había un caballero del cual no recuerdo su profesión, una mamá y su hijo, un niño de 12 años. Supongamos que se llamaba Pedro. Pedro le decía a la madre que quería ser futbolista profesional. La mamá no sabía qué decir. Entonces el caballero se incluyó a sí mismo en la conversación y le dijo: “Mira, puedes ser futbolista, pero igual tienes que estudiar. Sacar un cartón. Sucede que los futbolistas se retiran del fútbol a los 30 años y después de esa edad ¿qué vas a hacer?”. La respuesta más razonable a la pregunta de aquel caballero sería que luego de que se retirara del fútbol se dedicara a estudiar porque si estudia primero empezará a practicar fútbol —de forma profesional— a los 25 años y ya será muy tarde. Eso sería lo lógico, pero la gente dice que se haga lo contrario: ¿por qué?

A la gente le da miedo el arte y el deporte. El éxito de los famosos es invisible para ellos. Se cree que nadie puede ser realmente exitoso en esas áreas, pese a que van a museos, ven películas y vibran en recitales.

Lo que la gente no sabe es que ese riesgo presente en el arte y el deporte está en todos los ámbitos de la vida. Supongamos que hay otro niño, llamado Martín, que desea ser médico. Tiene 12 años. La probabilidad de que fracase es similar a la del artista o el deportista. Primero, debe ingresar a buenos colegios y tiene que sacar promedio 7,0 en la enseñanza media para tener un buen puntaje base. Tiene que entrar a un buen preuniversitario. Luego, sacar alrededor de 780 puntos en cada prueba de la PSU. Ustedes comprenderán que lograr ese tipo de resultados es muy difícil y casi azaroso, salvo que la persona tenga habilidad. Sin embargo, los padres de Martín, lo apoyarán, lo estimularán, se sentirán orgullosos de su hijo. A ellos no les importarán las probabilidades. Les importará que el sueño de su hijo se cumpla. Por otro lado, los padres de Pedro, le dirán que primero están los estudios, luego su carrera deportiva. Sentirán una angustia continua. Probablemente les digan a los demás padres con cierta vergüenza que su hijo quiere ser futbolista. Los amigos de los padres de Pedro les aconsejarán que saquen esas ilusiones tontas de la cabeza de su hijo o se estrellará contra el suelo. Mi consejo sería diferente.

Mi mensaje es el siguiente: dedíquense a lo que posean más habilidad y a lo que más les guste. Enfóquense en lograr lo que quieren, pese a que lo que digan las estadísticas (ustedes pueden ser la excepción a estas). La voluntad humana es algo muy fuerte. Mi mensaje a los padres es que apoyen a sus hijos en lo que realmente desean. No los vean como una proyección de sus sueños, sino ámenlos en su autenticidad. Ellos son diferentes a ustedes. No tienen por qué querer estudiar en la universidad que a ustedes les gusta o estudiar la carrera que a ustedes les parece razonable. Si realmente los aman, apóyenlos, pero no en sus propias proyecciones, sino en los sueños de ellos.

16 abril, 2012

Leroy Awards

Porque todo el mundo lo esperaba... Les dejo el listado de los "Leroy Awards"

04 abril, 2012

¿Cómo distinguir a un patán y a una bruja?

Muchas veces oímos que tal persona sufre porque pololea con alguien que la hace sufrir. Tengo una buena noticia: no tienen para qué sufrir con él o ella. Les tengo una mala noticia: muchas veces les será difícil reconocer cuál es la persona con la cual vale la pena estar de la que no vale la pena. Ese es el motivo de mi post: ¿cómo distinguir a un patán y a una bruja?

Aquí doy cuatro claves para que los sepan reconocer y espantar.

03 abril, 2012

¿Dónde esta el poder realmente?

La gente aún se disputa por el poder, el problema es que todos quieren el poder tradicional. Algunos quieren ser presidentes, otros reyes, otros Papas, otros pastores, otros dueños de un periódico, otros dueños de una Universidad, etc. La pregunta que debieran hacerse es si vale la pena seguir buscando ese poder. A continuación les explicaré a lo que me refiero. 

Las clasificaciones de la fantasía

En inglés no existe la clasificación género maravilloso y fantástico que existe en la literatura española.

En la lengua inglesa todo se aglutina dentro del género fantástico (fantasy). De este se subdividen dos subgéneros: "alta fantasía" y "espadas y hechizos".

El subgénero "espadas y hechizos" corresponde a un mundo en el cual héroes blanden espadas y luchan en conflictos violentos. No se centra tanto en los peligros del mundo fantasioso, sino en batallas personales. Ejemplo de esto es 'Conan, The Barbarian'.

La alta fantasía corresponde a un mundo inventado o a mundos paralelos. Este subgénero se divide en tres más:

1- Un marco donde el mundo real no existe. Ejemplos: "Una canción de hielo y fuego" ("Juego de tronos"), "El Señor de los anillos".

2- Se entra al mundo fantasioso o mundo paralelo a través de un portal. Ejemplos: "Alicia en el país de las maravillas", "Las crónicas de narnia".

3- Un mundo distinto dentro del mundo real. Ejemplos: "Harry Potter", "Percy Jackson".

Me parece que la literatura inglesa da una mayor claridad sobre los distintos tipos de géneros y subgéneros. Creo que la separación española es deficiente y no alcanza a explicar bien los diferentes sus respectivos géneros.