Por estos días han aparecido denuncias de pedofilia en los periódicos y se empiezan a escuchar comentarios bárbaros como, por ejemplo, que se necesita dar pena de muerte a tales seres, castrarlos, torturarlos, etc., muchos se sienten justicieros y defensores de los niños al pronunciar esas palabras. Olvidan que es el Estado y no el individuo quien debe hacer justicia y olvidan que hay que respetar las leyes y no agregar otras a su antojo, solo porque están enrabiados.
Sin embargo, mi columna no está centrada en estas denuncias ni en la pedofilia. Mi columna está centrada en otro tipo de abuso, no sexual, uno que muchos han sufrido y que muchos realizan en el día a día. No involucra tanto a sacerdotes, sino a padres de familia, profesores, gente común. Al ser descubiertos nadie se escandaliza, incluso hay quienes aplauden: me refiero a la violencia física y psicológica a menores.
La violencia física a un menor va desde un tirón de pelo y una cachetada hasta correazos, combos y patadas. A veces escucho comentarios de gente (adulta) que defiende este tipo de violencia diciendo cosas como: “A ese niño le vendría bien sus buenas palmadas en el poto, tal vez así aprendería a comportarse mejor” o “Yo le agradezco mi papá que me haya dado de repente una patada en el culo, así aprendí a ser más obediente”. La violencia a menores es violencia. No importa el contexto ni importa mucho la fuerza del golpe, ya que, un niño aún no será capaz ni de defenderse de un golpe ni de contextualizarlo.
Aquí es donde aparece la inconsecuencia de las personas. Aquellos supuestos defensores de los niños que querían castigar al pedófilo con torturas —y no con el rigor de la ley, como debería ser—, no se espantan si ven a un menor siendo golpeado. Tampoco se enfadan con profesores que ejercen violencia psicológica como cuando dejan en ridículo a un alumno porque no sabe algo o cuando les ponen “orejas de burro” por comportarse mal. Estas personas confunden disciplina con violencia.
¿Por qué digo todo esto? No porque quiera defender a los —indefendibles— pedófilos, sino porque, proporcionalmente, hay muy pocos pedófilos, sin embargo, hay millones de padres, profesores, y adultos agresores. Porque mientras una de esas actividades es ampliamente sancionada, la otra siempre queda impune y produce mucho menos escándalo. Si le dan una cachetada a un menor de edad pasará fácilmente desapercibido y nadie le dirá nada al violentista. En estos momentos, se quiere sancionar a menores que van a marchas y hacen tomas, sin embargo, no se sanciona con la misma fuerza a adultos que son violentos —psicológica o físicamente— con menores de edad.
Concluyendo, mi mensaje es abandonar la inconsecuencia y condenar todos los abusos, no solo algunos. No solo porque un abuso es mediático se debe condenar y el otro, por ser menos bullicioso, se debe dejar sin sanción social o, lo que es peor, defender. Abandonemos la violencia a menores, condenémosla. No nos denigremos como especie o ya no nos diferenciaremos de los animales
hola sebastian
ResponderEliminarme llamo la atención en el punto de vista que le das a la violencia a menores y tienes razón, creo que en general hace falta mucha educación en este tema.
he trabajado en hogares de niños y entre tanto conocí a Cristobal (el zizarro)un niño tímido que al conocerme me llamo tía y me dio la sensación de que no era un delincuente juvenil sino un niño de 10 años indefenso... Su abogado ya casi anciano tratando de ver el futuro de este pequeño y su madre hipócrita que fue a ver en que lugar iba a quedar su hijo siento que ella se beneficiaba de los robos que él cometía. Y quién es el inocente? Cristobal porque a la vez era explotado inconscientemente porque no tenia a nadie que le dijera que era lo bueno o lo malo...
tengo un sobrino que es un terremoto siempre hace berrinches y quiere todo a su manera, después de todo lo que escribiste me empiezo a cuestionar como debemos educar en familia a mi sobrino jajaja
gracias por hacerme reflexionar y saludos
Hola Evy, pues es un gusto provocar reflexión con mis escritos. Debo decir que lo que escribiste fue muy profundo y fue enriquecedora la experiencia que mencionas. Justamente, creo que debemos ser más sabios para tratar a los menores, o si no ellos repetirán nuestro ejemplo en el futuro. Y se produce un círculo vicioso.
EliminarOjo con la educación a tu sobrino, la principal educación es la del hogar. Según lo que leo deberás tener harta paciencia, además, jaja.
Totalmente de acuerdo todo va desde la raíz del hogar y con mi sobrino todos tenemos paciencia con él.
EliminarNo estoy de acuerdo con lo que opina el general de las personas en la educación de un niño...
Creo que hay mucha mala educación hasta en el Sename, los mismo educadores, profesores etc. con poca vocación y por qué lo digo? por experiencia, me toco trabajar para un proyecto, cuando vino chuck norris a Chile dono dinero para una fundación que acogía niños y niñas, en resumen el proyecto de la casa con el tiempo fracaso porque los educadores hombres se involucraron con niñas y las dejaron embarazadas... Bueno, cierto proyecto que fue un fracaso, esos chicos volvieron a las calles y a las caletas, por la poca ética que hay en los mismos profesionales, podría haber sido todo distinto si pensáramos en el bienestar del otro y hacer las cosas mejor...
Todos podemos mejorar en esto y hay que partir de nosotros mismos por querer hacer las cosas distintas, para poder dar buenos ejemplos a los que vienen después de nosotros (sobre todo con los que son más vulnerables, como un niño o como una persona que no tiene a nadie);porque lo que más se nota es lo malo...