Hace poco se presentó Roger Waters en Chile. Es paradójico que Waters —el
creador de la canción ‘Another Brick in the Wall’— haya aparecido en la prensa
defendiendo las peticiones estudiantiles si su letra básicamente es atacar el sistema educativo imperante que
intenta más bien generar una uniformidad en el alumnado en vez de resaltar las
diferencias y promover las nuevas ideas. En el vídeo ‘The Wall’ aparecen
niños listos para ser triturados para ser enfrascados y etiquetados, como si
fueran animales. El vídeo más bien nos muestra el autoritarismo y la falta de
libertad.
Justamente, una iniciativa a favor de la libertad es la educación en
casa. Esta se puso de moda en Estados Unidos hace algunos años. Padres (y
alumnos) cansados del bullying, del
maltrato de profesores, de la mala educación en los colegios, obligatoria y
poco estimulante, decidieron tomarse su rol como educadores en serio, sin
intermediarios, rompiendo la visión clásica que habla de financiar
monetariamente la educación de sus hijos pagando un determinado colegio o
universidad.
Entusiasmado con esta idea hace un año, fui a preguntar a la Dirección Provincial
de Educación. Ellos me desmotivaron de inmediato diciéndome que tenía que
acreditar que mi hija tenía problemas médicos para poder educarla en casa o
tenía que acreditar que mi hija vivía muy lejos como para llevarla a un
colegio. Al parecer, estas personas ignoran la ley que dice que “aquellos que no hubieran realizado
estudios regulares podrán rendir exámenes de validación”. Realmente, no sé
si no te estimulan a hacerlo porque lo desconocen o porque defienden un sistema
público y privado que no es de los mejor evaluados en el mundo (para decirlo
suavemente). Si conocen este sistema y no lo dicen creo que es poco ético, ya
que dejan a la gente en la ignorancia o en la escasez de opciones.
El gobierno ha sido el especial no-informador del tema; pese a que 300
familias [1] ya utilizan este sistema en Chile, nunca aparece algún spot
hablando acerca del tema. Es que a los Estados no les conviene que las personas
comiencen a tener su propio punto de vista, sus propias ideas. Los gobernantes
temen eso. Prefieren tenernos a todos “ordenados”. De todos modos, esta idea no
es tan revolucionaria como parece. Los
judíos la practicaron hace más de dos mil años, aunque sin llamarla así. En la
Biblia hay registro de que los padres eran quienes les enseñaban las leyes a
sus hijos (no contrataban a un profesor ni los mandaban a una escuela), por
esta razón ellos desarrollaron una fuerte tradición oral.
No todo tiene que ser largas jornadas, levantarse temprano, hacer tareas
aburridas y escuchar a un profesor hablar sin parar de temas que no nos
interesan. Eso sí, hablo de dar
opciones, no de empobrecerlas. No hablo de abolir el colegio tal como lo
conocemos, pero sí de crear una nueva forma de enseñar. No es para todos el
colegio ni para todos la educación en casa. Propongo que tomemos la libertad y la felicidad como estandarte para
nuestros hijos y los niños de nuestro país y les mostremos diferentes opciones
a lo tradicional.
1. Patricia
Rey, diario ‘Las últimas noticias’. “Los chilenos que estudian sin ir al
colegio”. Disponible en este link.
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