A los químico-farmacéuticos (QF) poco se les
conoce. A veces la gente dice que estudian como médicos, aunque cuando se
enojan con ellos en las farmacias les dicen que no les alcanzó para estudiar
medicina, entre otras palabras que es mejor no reproducir. Ergo, su identidad
siempre está relacionada con la de otro profesional. Podríamos decir que su identidad
es no tener identidad o que es una profesión nihilista, si nos situamos en un
área más filosófica.
Lo que casi nadie sabe es qué ocurre dentro de
la oficina del “químico”. Algunos piensan que no hacen algo y solamente juegan o
chatean en el computador, desconociendo que el 95% —número aproximado— de las
farmacias no tiene acceso a internet. Otros los confunden con los vendedores (auxiliares
de farmacia) y entonces se piensa que hacen todo y son muy sacrificados.
La realidad es otra: no lo hacen todo, pero
tampoco hacen nada.
Lo primero que destaca es que es una profesión
extremadamente regulada debido a que está asociada a la venta de drogas de uso
médico, pero que pueden terminar en drogas de abuso si son mal empleadas. Por
lo tanto, el QF debe saber el código sanitario (es inspeccionado por el SEREMI
de salud); debe saber el código del trabajo (llegan inspectores del trabajo a
las farmacias); saber los nombres, estructuras químicas, contraindicaciones e
interacciones de fármacos (mejor conocidos como “remedios” o “pastillas”) y, a
su vez, debe instruir (por ley) a su equipo de trabajo de todo esto. Sin hablar
de la decodificación que deben hacer para entender las recetas que algunos
médicos no se dan la molestia de escribirlas de forma clara y los pacientes no
se dan el trabajo de exigir que vengan bien escritas.
Casi todos los QF tienen un contrato sin
limitación de jornada de trabajo. Por lo que deben estar disponibles
dependiendo de las necesidades del empleador. A su vez, pueden ser cambiados de
local en cualquier momento, es decir, hoy pueden estar trabajando en Las Condes
y en la semana siguiente en Puente Alto, todo eso si el empleador lo estima
conveniente.
Los QF trabajan por turnos, lo que significa
que si su colega —que hace el turno de la tarde— se llegara a enfermar o tiene
cualquier tipo de inconveniente, un mismo QF debe hacer ambos turnos. No
significa que no le paguen horas extra, pero el cansancio es algo que se
acumula y comienza a ser no tolerable, ya que son humanos, nada más y nada
menos. He sabido de casos en que se mantienen trabajando por un mes entero, desde
la apertura del local, por ejemplo, 9am, hasta el cierre, por ejemplo, 10pm. Esto,
a pesar de ser legal y políticamente correcto, encuentro que va en desmedro de
la vida familiar y afectiva de la persona.
Recientemente se les notificó a las farmacias
que deben cumplir con turnos de 24 horas algunos días del 2012. Usted, tal vez
ahora comprenda porque esto incomodó al gremio y que se haya sentido pasado a
llevar al no haber sido consultado antes. Es cierto: es sumamente necesario que
hayan farmacias abiertas las 24 horas para emergencias. Pero cuidado: no
perjudiquemos la vida de los trabajadores, no olvidemos que detrás del mesón de
la farmacia hay personas (químico-farmacéuticos y vendedores) que necesitan
descansar, personas que estarán muy desprotegidas a altas horas de la noche en
barrios no siempre muy seguros, ya que existen bandas de delincuentes
prácticamente especializadas en robar farmacias.
y donde estan...?
ResponderEliminar...los del colegio de QF?
estan con su gente q esta en primera linea de accion? o estan pendientes de los dividendos de sus acciones en asaltobran, farmacia funada y cruzmiente?
falta q los qf se hagan respetar, si su colegio profesional no los apoya,habra q buscar la manera, ya q el fin ultimo es la salud publica...