Los
dichos del bloguero Ignacio Bernales, también conocido como “Mente enferma”, sobre
las mujeres gordas me motivaron a escribir esta columna.
Me
gustaría aclarar lo realmente enfermo en esta sociedad. Para empezar, no es el
sobrepeso ni lo enjuto de carnes de algunas personas, sino el tratar de
complacer a la sociedad con tu físico. Ya no basta con que tengamos una mente
similar, sino que además piden que nuestro cuerpo se adapte al de los demás. Esto
es sumamente nocivo para alcanzar la felicidad.
Es
cierto que el sobrepeso y obesidad son perjudiciales para la salud, tan
perjudicial como tener un IMC bajo lo normal, pero creo que lo más grave en
esto no es el tema sanitario, sino la preocupación en exceso de lo que cree o
aprecia el mundo sobre tu cuerpo. Si una persona es gorda, y se siente bien
así, creo que está en su derecho de ser gorda, así también, alguien flaco. No
podemos permitir que un sistema moldee nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestra
vestimenta y nuestras costumbres. Son nuestras
mentes y nuestros cuerpos, no las
de otro.
El
ideal de belleza de nuestra sociedad es un hombre tonificado, musculoso, alto,
bronceado; por otro lado (o género), es una mujer delgada, curvilínea, relativamente
alta y cabello claro. Esto ha llevado a que personas traten artificialmente de
llegar a ello. Existen etnias (no “razas”, como dicen algunos) que naturalmente
se acercan a este modelo de belleza y otras que se alejan, sin embargo, no por
ello son menos bellas. El problema es que hemos perdido la capacidad de aceptar
la diversidad —¿alguna vez en nuestra historia la habremos alcanzado?—.
Al
ver ‘Mike and Molly’, una sitcom (serie cómica de TV) que trata sobre dos
protagonistas que son obesos, pienso qué les habrán dicho a los actores
protagónicos antes de obtener el papel. Imagino algún “amigo” que les habrá
aconsejado que para tener éxito en el mundo de la televisión debían ser
delgados y cuidar sus cuerpos. El hecho es que si se hubieran dejado llevar por
la corriente nunca hubieran llegado a tener el éxito que obtuvieron. De hecho,
Melissa McCarthy (Molly) ganó su primer Emmy este año como “mejor actriz protagónica
en una sitcom”.
Yo
creo que casi todos en algún momento hemos dicho algo hiriente a otra persona
solo porque no cumplía nuestra expectativa impuesta por el sistema, pero me
gustaría corregir esto y dar otro mensaje. Este es que no crean en el mito que
para llegar al éxito deben amoldarse al sistema. El verdadero secreto del éxito
es mantenerse fiel a uno mismo, aceptarse y ser auténtico.
Me
gustaría animar e invitar a todos los diferentes y raros a que sigamos siéndolo
con orgullo, no escondidos. Esta columna va dedicada a gordos, esqueléticos,
nerds, feos, tímidos y rabiosos. Como dice una canción de Silvio Rodríguez: “Se
admiten tarados, enfermos, gordos sin amor, /tullidos, enanos, vampiros y días
sin sol”.
Cuando
te aprendes a amar los demás terminan amándote también (no les queda otra
opción).
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