Cuando miramos hacia atrás —en un libro de historia— vemos mucha injusticia, violencia, desigualdad, ausencia de derechos para mujeres, esclavitud, etc. A veces pienso que lo mismo sucederá con nosotros cuando en el siglo XXIII —o después— investigadores miren nuestro siglo; se sorprenderán al ver la desigualdad con la que tenemos que lidiar cada día.
Personas que nacen en comunas y familias de altos ingresos tienen acceso a internet, contactos profesionales, posgrados, más de un idioma, contactos políticos, etc., mientras en familias de bajos ingresos los hijos se desarrollan en ambientes marcados por la drogadicción, el alcoholismo, la ignorancia, la pobreza cultural, etc.
Aún así, se suele hablar de la igualdad de oportunidades. Se habla de dar ingreso ético mínimo. Pero ese tipo de ayudas tipo limosnas no los sacan de la pobreza. Necesitamos un cambio radical, un cambio de paradigma que nos catapultará hacia una nueva sociedad.
Debemos agregar más valores en nuestro sistema. Nuestro actual sistema carece de compasión y dignidad. Necesitamos que todos partan con las mismas oportunidades, no ignorar que las familias tienen grandes dificultades para salir adelante.
Una persona de "clase media" debe viajar a su lugar de trabajo en locomoción colectiva de una forma indigna: apretada, sin oxígeno, estresada. Ya en su trabajo debe soportar a un jefe que rara vez la motivará a algo, puesto que la mayoría de las veces son muy fríos y ajenos a la realidad que sus empleados viven. El trabajo rara vez lo disfrutan estas personas, porque lo único que se les enseña es que lo cuiden o no tendrán para comer o no encontrarán nada mejor. Probablemente quería ser gerente o artista, pero sus padres le dijeron que no tenían los recursos y que dejara esas ideas. Probablemente alguien de su familia murió y tuvo que salir a trabajar antes de tiempo. Luego, de forma autómata debe regresar a su hogar, cansado, sin ganas de hacer algo, sin tiempo de ocio, para el otro día volver a comenzar la rutina de nuevo. Gana un sueldo de $400.000 y paga un 40% de impuestos.
Así es difícil disfrutar la vida. No hay tiempo para el ocio. Cicerón decía que la dignidad estaba en el ocio. Lamentablemente, con todo lo que trabaja, el colegio que debe pagar para sus hijos, no quedan fuerzas para compartir con amigos, familia, transmitir valores, reflexionar, etc.
Si no logra un sueldo mayor no es por falta de esfuerzo. Es porque apenas está con los gastos de su casa y educación (de mala calidad) para sus hijos. Entonces el círculo se vuelve a repetir. Alguno de sus hijos llegará a la universidad, pero será de mala calidad. Y si es de buena calidad, igual no conseguirá el mejor puesto de trabajo, porque lo obtendrá aquel que fue a un colegio particular en un hogar de altos ingresos, que pudo estudiar posgrados en el extranjero y sabe inglés.
Si esto a ustedes les parece "libre", creo que están dormitando. Creo que vivimos en una sociedad muy injusta, desigual y carente de compasión. No hay libertad si no tenemos las mismas oportunidades.
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